Pecado
Tarda pero camina sin traba
Mira por encima, dentro de las mismas trinas
Absoluto e inmundo, se quedó
Dormido en desgracia
Sin la esperanza
Sin arrullos de tristeza
Ni sonatas, ni menos cantata
Consiente de su rota consciencia
Hediondo de las plazas
Fugitivo de las castas
Arrepentido de cadenas
Arrastrado por bárbara sentencia
Pertenece ahora a los sin nombre
De aquellos que firmaron su morgue
Vocero a si mismo de su desdén de hombre
Censurado permanente
De su cuerpo, alma y mente
Su proverbio le convierte en lo indefinido
No está muerto, pero ya su vida acaba
De hombros afligidos
Vestigio de historia en dilema
Quien vive en libertad
Quien duerme de sus plumas
Quien despierta por su piedad
Quien de su hecho se abruma
Por momento, muere sin edad
Piedad de aquellos imperfectos
Se está ciego, se recuerda como vulgar culpable
Aun con arrepentimiento
Aun con lo vulnerable
Miente y no vive en su adentro
Ahora aquel que peca, aquel que muere
Vive en sí, en su mentira
Quien sea duerme, el vulgar descansa en suerte
Es culpable, aun sin sentencia
Y de su amor hiriente
La falacia de su despedida
Fin.
W. Benjamin Camilo C. Páez (2017).
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