Ya no veo el saludo de buenos días,
ni la carita con besos en la pantalla,
se han ido, como ecos sin huellas,
como suspiros que el viento apaga.
Ya no veo las imágenes de siempre,
ni la tacita de tinto en las noches,
eran pequeñas luces en mi rutina,
hoy solo sombras de viejos derroches.
Se perdieron como tú,
como la esencia de lo que fuiste,
como un susurro en la distancia,
como un latido que ya no existe.
No estás en ningún lado,
o quizás estás, pero no para mí,
eres un reflejo en mi memoria,
un ayer que
ya no quiere venir.