A modo de presentación:
Al encuentro de una bala plata el tiempo se detuvo en un congelador de manecillas, aunque no dejé de ir puntualmente por mis presas. Voy a mantener mi licantropía en modo estático (sólo ustedes sabrán de mi alter ego: Eroswolf), me dedicaré a mi afición humana por la carne vertida en letras. Beberé la palabra sangre de un sorbo y morderé nomás en letras capitales, minúsculas y consonantes.
Después de esta breve confesión les digo que acá estoy como en casa, gracias por el recibimiento. Trataré de redituar con algunas líneas que valgan la pena.
Dejo un abrazo desprovisto de lunas llenas pero pletórico de menguantes y crecientes.
Gracias por este lugar.
Intentando poesía
Observo tu pie por debajo de la mesa,
apenas, de forma casual, subliminal, etérea;
miro la suela de andar por las veredas.
¿Cuántos caminos, kilómetros, historias?
sigo preguntando mientras desfallezco en la visión.
Te veo dar algunos pasos cortos.
Percibo la piel,
habría que inquirir, como en los viejos tiempos,
los inmemoriales, los fallidos, los de no acertar,
quedo inmerso en los días de junio,
invencibles bestias acuosas,
gritos dispares en el pasillo sin fin del desaliento.
Eres la fotografía de tu pie,
en blanco y negro, película antigua, separada,
muda.
A menudo navego en los recuerdos:
era de noche, yo no sé de ti, te vas…
las memorias me pertenecen.
Foto y texto: Marváz.