de un descanso liviano,
venerado desde tiempos remotos
lasciva se alza buscando.
Cuerpos entrelazados rítmicamente
al compás de espasmos simultáneos,
sexo oscuro abriéndose
cuan primera flor de año.
Labios encarnados succionando
dulce miel de pechos bravos,
lengua lujuriosa absorbiendo
humedades de un cuerpo sediento.
cuan avispa primaveral celosamente,
te ciñes a unas caderas jadeante
cabalgando violentamente.
Yacida anhelas ansiosa
el camino hacia tu cuenca desbordante,
sofocada apagas las llamas
en juegos que auspician una montada.
Bufada comienza la trotada
galopando hacia los parajes mas furtivos,
entregada percibes las efusiones
viscosas, tórridas.
La tormenta descargó,
he aquí la calma,
dos cuerpos soñolientos, anegados,
dormitando en una única cama.