Sobre baldosas rojas busque tus pies amarillos y tu espalda plateada, el tatuaje negro con forma de escorpión y la tibieza de una carne derretida por la soberbia.
Sobre baldosas senté mi cuerpo y con claveles verdes ilumine la esencia del tiempo, entendiendo que cada segundo es un crepúsculo si estas cerca a los aromas que embriagan y de las piedras que golpean la arena y el papel que enamora.
Entre manantiales naranjas se reflejan los atardeceres de un sol que llora los ecos de la ira y el calor de una guerra que quema amores y engaños, se reflejan los menguantes de la luna y los tatuajes de las estrellas que silenciosamente hablan en los oídos de los hombres.
Sobre baldosas rojas jugaba con tizas negras resultantes de fogones que ardían y brincaba con cáñamos de colores hasta que el cansancio agotara las fuerzas que se marcharon con tu sombra traslucida.
Sobre baldosas escribí cinco letras que borraste con las huellas de tus dedos y con las pisadas de unas pestañas que caían como péndulo viejo en puertas cerradas.