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SOMBRA DE LUNA


¡Corazón! ¿Cómo te enseño
a entender que es sólo un sueño
la pasión que ha quebrantado tu estructura?
¿Cómo explico el sinsentido
de aceptar que tus latidos
reverberan tanto amor cono locura?

Ella existe, tú lo sabes,
pero ignoro aquella clave
que aproxime la frontera que no alcanzas
y mutile el desengaño
consumiendo los peldaños
que separan mi ilusión de su esperanza.

Vivo sólo para un día
transformar esa utopía
cual semilla germinada entre las rocas.
Fantasía y más que eso,
como recordar sus besos
sin haber jamás bebido de su boca.

¡Corazón! Si ella supiera
de qué mágica manera
me perturban las poesías escondidas
tras el cálido cerrojo
que al misterio de sus ojos
ha mutado el objetivo de mi vida.

Si al dolor ya no me niego
fascinado por el fuego
que mi paz ha cautivado con su euforia,
esa llama que palpita
serán páginas no escritas
que mis lágrimas reciten de memoria.

Como perlas mañaneras
de fugaces primaveras
el rocío que sus labios humedece
se me ocurren tan ajenas
que me duele la condena
de no ser su tibio sol cuando amanece.

¡Corazón! Lates de prisa
si el recuerdo de su risa
fugazmente mi cordura desmorona,
más te niegas el derecho
de fugarte de ni pecho
porque mi razón cobarde te aprisiona.

Te ilusiona cada instante
temeroso y vacilante
que en dar voz a tus silencios amenaza,
más, las frases que han nacido
no acarician sus oídos
pues más fuerte es el temor que te amordaza.

No imagino como pueda
trasponer la ancha vereda
del sendero que conduce a su universo.
Navegante a la deriva,
mi ilusión que aún sigue viva
cual poema que naufraga en cada verso.

¡Corazón! Caricia incierta
de pasiones encubiertas
esa luz de dulce voz cuando la nombra;
no de sol, visible y franca,
sí de luna, tenue y blanca,
que dibuja claridad, más nunca sombras.

0 tal vez por tan mezquina
suaves sombras blanquecinas,
esa pálida ilusión de noche triste.
Luz sin sombra, oscuro velo
de quien solo viendo al cielo
reconoce que la luna aún existe.

¿Es acaso que tu esencia
no midió las consecuencias
que el amar como la luna me depara?
¿De qué sirven a tu mundo
mis amares tan profundos
si a mi amada más que unirme me separa?

¡Corazón, sombra de luna!
frágil duda inoportuna
ya es el tiempo de que ignores mis vaivenes,
rebelarte a mi censura
liberando de ataduras
ese sueño que nos tiene de rehenes.

Por si amarme no pudiera,
si mi piel no es lo que espera
agotar todas tus armas deberías.
Cuando no quede ninguna
sufrirás, sombra de luna,
por amor, pero ya no por cobardía.

 

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Evgeny Zhukov Hermoso poema. Me gustó muchísimo. Felicitaciones, Ricardo.
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