Soledad
En una tarde gris tus ojos negros
A mis pasos miraban suplicantes
algo de amor del que te habían quitado
con una fe, que estaba ya perdida
Te vi pequeña y me incline a tu lado
Mi mano yo tendí por ayudarte
y temerosa aceptaste mi caricia
rígida, inmóvil y con tu cuerpo quieto.
La vida no te daba otras opciones
Por eso fue que aceptaste mi propuesta
seguiste mi camino y temerosa
cruzaste de mi hogar la puerta abierta
Alimente tu flaqueza y tu cariño
Cure tu cuerpo de todas sus heridas
Y tu gran corazón devolvió en creces
con esa inmensidad de amor que tienes
Hoy te ganaste el pedestal que ocupas
Cuando no estas, salimos a buscarte
Y al silbarte nos das tu voz de alerta
Que raza te formo, no la conozco
A la que Dios le dio tanto atributo
Fidelidad y amor en cantidades
Que el agua del mar ni se le acerca.
De aquel encuentro pasaron muchas rosas
Y no falta quien diga que estas vieja
Pero yo, no puedo aun darme cuenta
Por que será, que igual te veo hermosa.