Comienzo a desatar
emociones no compartidas,
es que para la otra mirada
es algo que no se ve y ya,
no es nada.
Espero amanecer, vuelvo a reír
sobre besos, en un papel ya rotos,
no se dio ninguno
no vivirán en mí, lo no permitido
acerca de sentir.
*
Ni me mirará a los ojos,
ni me atenderá cuando le miro,
aquel amor de besos muertos
tan distante y tan esquivo...
Me abstendré si oigo su voz
de repente en la calle diciendo algo,
ni se fijará que se parece a la flor,
ni siquiera me hará caso
cuando le intente sonreír.
*
Su mundo no es nada
que muchas tardes de domingo
atadas al paso de la brisa
lo que no puede ser y ya:
mi vida, atenta a lo que exhala.
Y vuelvo a reír
al romper pensamientos sobre su voz,
no le alcancé a oír
no le importará más, y todo normal,
nunca lo permití.
*
Ni me mirará a los ojos,
ni me atenderá cuando le miro,
aquel amor de besos muertos
tan distante y tan esquivo...
Me abstendré si oigo su voz
de repente en la calle diciendo algo,
ni se fijará que se parece a la flor,
ni siquiera me hará caso
cuando le intente sonreír.
*
Y no me preguntaré,
si alguna vez viví en su mente
si le interesó saber mi nombre
quedo en libertad;
y lo que hace eco en el silencio
se borrará en el ayer,
fuera de mis sueños inocentes,
fuera de todas mis noches
y puedo continuar.
*
Ni me mirará a los ojos,
ni me atenderá cuando le miro,
aquel amor de besos muertos
tan distante y tan esquivo...
Y me abstendré si oigo su voz
de repente en la calle diciendo algo.
*