Yo vuelvo a ti como el mar
el que insolente acomete,
las mismas rocas que choca
desde el principio del mundo.
Y vuelvo a ti con la pena
del pastor que solitario,
acarrea su rebaño
sin saber por su destino.
Yo vuelvo a ti cual semilla
la que se convierte en trigo,
amasado entre las manos
que dan afecto y refugio.
Yo vuelvo a ti como el sol
que en las mañanas espera,
sentarse junto a tu puerta
para besarte en el rostro.
Yo vuelvo a ti como el beso
que se posa entre tus labios,
aleteando enamorado
a que tu lo correspondas.