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En mi juventud, hace ya varias décadas, me di el gusto de recorrer el país en las diferentes rutas que tenían los ferrocarriles nacionales, como se dice a lo largo y ancho de la geografía colombiana, las vías férreas se encontraban en la mitad del territorio, y solo en los llanos orientales y la Orinoquía no babia ninguna ruta. Durante muchos años los vagones eran arrastrados por poderosas locomotoras de vapor (que funcionaban con carbón mineral como combustible) y, de pronto, como sucede con muchas cosas buenas en nuestro país, el gobierno de turno decidió cambiar estas hermosas máquinas por otras Diesel.

Hace unas semanas en las redes sociales se puso de moda el tema del tren en Colombia, porque uno de los candidatos, que hoy es el presidente electo, habló de la posibilidad de tenerlo en nuestro país y eso ocasionó muchas críticas, les quiero contar a los menores de 40 años que se burlan de la propuesta, que nuestro país si tuvo tren y existían los FNC, o sea los Ferrocarriles Nacionales de Colombia.

Breve historia

En 1835, sólo 10 años después de establecida la primera línea comercial en Inglaterra, el Congreso colombiano expidió la primera ley que trataba de concesiones ferrocarrileras otorgadas a los cantones de Panamá y Portobello para desarrollar un ferrocarril que uniera los océanos Atlántico y Pacífico. Por supuesto, se construyó en Panamá, cuando todavía era un departamento de Colombia, que se perdió después de la guerra de los Mil días. Pero no quiero alargar el cuento.

Ya en el siglo XX los rieles del ferrocarril recorrieron la región andina casi que en su totalidad y puedo decir que solo me faltó el tramo de Cali a Buenaventura para poder afirmar que viaje en todos los recorridos que eran:

1-      Bogotá a Santa Marta, el llamado expreso del Sol

2-      Bogotá a Barbosa (Santander)

3-      Bogotá a Chiquinquirá en el famoso autoferro

4-      Bogotá a Neiva

5-      Bogotá a Cali

Viajar en tren era una delicia y en cada estación uno encontraba productos propios de la región que ofrecían los vendedores por las ventanillas porque tenían prohibido subir a los vagones. Los jóvenes, como todos los de todas las épocas, éramos pícaros, y esperábamos que la locomotora tomara velocidad para meter las manos en los canastos y bandejas para hurtar los productos como arepas, empanadas, almojábanas, frutas y hasta gallinas, nos parecía divertido y hoy siento cierto remordimiento porque eran personas humildes en el rebusque de algún dinero.

El expreso del sol recorría la ruta Bogotá-santa Marta. Si uno quería ir a Barranquilla o Cartagena debía bajarse en Ciénaga y a la orilla del río Magdalena encontraba un planchón (ferry lo llamaban) donde acomodaban carros, equipajes y maletas para pasar a la otra orilla, no existía el famoso Puente Pumarejo. Este viaje, desde Bogotá, si no se presentaba ningún inconveniente, podía durar entre 20 y 24 horas. Los inconvenientes podían ser daños en la vía, animales atropellados, carros atravesados en los pasos a nivel, árboles caídos, etc. Eso era parte de la diversión porque uno podía bajarse donde había tiendas a tomar algo (el tren tenía coche restaurante, pero todo era caro). Recuerdo algunas paradas de horas en medio de la sabana costeña, plana y con un calor de mil demonios porque esos vagones no tenían aire acondicionado.

Añoro los viajes en tren y ese sonido de chucuchucuchucuchucu, al deslizarse sobre los rieles. Ojalá vuelva el tren a Colombia, casi todos los países del mundo tienen este medio de transporte y el gobierno que intente restaurar el servicio debe empezar de cero. Yo viví muchos años en Facatativá, ciudad donde estaban los Talleres de los FFNN, según un decir los mayores de Suramérica y ya están desmantelados casi en su totalidad.

Alguien puede decirme que si hay trenes en Colombia y acepto su opinión, hay el servicio del Tren de la Sabana que hace un recorrido entre Bogotá y Nemocón, pasando por Zipaquirá. También el de el Cerrejón a Santa Marta que lleva miles de toneladas de carbón (en mi último viaje a la costa lo vi pasar, por lo menos cien vagones, impresionante), y la ruta de Cali a Buenaventura, no estoy seguro porque hace años no voy por allá.

Bueno, este artículo me sirvió para recordar viejos tiempos que disfruté y que pueden volver para las nuevas generaciones.

Edgar Tarazona Angel

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