Cuántas veces podemos estar de pie frente a la muerte, en esa línea donde la razón y la estupidez se encuentran y llevamos la vida al límite, pisando el borde del precipicio.
Ese día amanecí trasnochado, no pude pegar el ojo en toda la noche, con pesadillas donde me veía acostado en la cama, sintiendo una presencia extraña que me andaba detrás de mi cabeza y en ocasiones luchaba por despertarme de ese sueño, de cierta manera incómodo y después de una lucha mental me desperté fastidiado y estresado de esa mal sueño.
A eso de las 7 y media o más de la mañana, saco la moto de la casa y la coloco en la vereda, enciendo la moto para llevar a la señora al trabajo, de regreso paro la moto en la vereda, tranco el volante con su propio sistema de seguridad. Saco la llave de la casa y me dispongo abrir la puerta, en cuestión de segundos veo pasar a un individuo de sudadera negra, pantalón corto negro, su cara de tez morena, cabello negro de corte rebajado, el tipo camina al final de la vereda y se devuelve a eso de un metro de distancia, se para, saca una pistola pequeña calibre 7.65 mm, negra, cacha de madera, y la monta, con ese particular sonido de las automáticas que hacen ruido en el conjunto móvil, el tipo me ve, y nervioso me dice, prende la moto, como dos o tres veces y le contestó, que paso pana, tranquilo, y él me apunta y me dice, quieres que te meta un tiro, y le respondo, que paso chamo me vas a disparar, eso sin quitarle la vista a sus movimientos y me dice, dame la llave, y yo le digo tranquilo.
En segundos por mi mente paso la intención de darle la llave, pero el tipo estaba nervioso mirando a cada lado de la vereda y por segunda vez montó la pistola, y creo que se dio cuenta de su error, amagó como para golpearme con la misma y como vio que yo no tenía intenciones de entregar nada, salió, corriendo y no lo vi más.
No lo voy a negar, estaba en shock emocional, tuve miedo, quien no, y me expuse al límite de la razón y la estupidez. Si el tipo hubiese tenido municiones en la recámara, no estaría contado esta historia, que me pasó ayer en la mañana, y en ocasiones me viene a la mente varias imágenes, tendido en el piso, encima de un charco de sangre y todo el drama por lo que mi familia tendría que pasar y vivir.
Esta vez tuve suerte y como dicen no me tocaba, hoy estoy vivo y tengo el privilegio de poder contar ese mal momento, que quizás a muchos le haya pasado.
¿Qué habrían hecho ustedes?