Cuando se fue, ya muy entrada la noche, el hospital estaba casi desierto, no se escucharon otros ruidos mas que los pasos de ella alejándose por el pasillo, yo me quedé mirando nuevamente las paredes, me sentía inquieto, aquella mujer no me inspiraba nada, ni una maldita molestia en mi cerebro, yo seguía igual, pero sinceramente no me preocupaba, encontraba este estado como un paraíso del que no quería salir, no se porqué, pero era así.
Sin embargo, tampoco podía dormir, una inquietud desconocida (como todo lo que me rodeaba) se apoderaba de mi al cerrarlos ojos, bonita broma era esta, de pronto no recordaba cómo se hace para descansar o dormir, o lo que sea, simplemente no lo recordaba, así que solo atiné a mirar el blanco techo de la habitación, tan blanco, como el humo del cigarrillo, recordaba el humo del cigarrillo, hasta recordaba el cigarrillo, no estaba tan idiota al final de todo, pero no era simplemente eso lo que recordaba, veía imágenes indescifrables, como una bruma de niebla espesa (acabo de recordar la niebla), mi cerebro aún está adolorido y parece que no será fácil curarlo.