Navidad del 2011. Los regalos deben abrirse hasta el 25. Todo mundo piensa que los abre la noche del 24, pero en realidad lo hace la madrugada del 25. Hoy abrí mi regalo más preciado, en la tarde del 25. Algunas horas más tarde de lo que la tradición cristiana prescribe. Llego sin papel de regalo. Llego en una envoltura muy poco usual. Llego en un e-mail, y lo destape desde un dispositivo Blackberry.
Las ollas de presión u ollas exprés, como suele llamárseles, cocinan los alimentos de manera acelerada en comparación con una olla común y corriente, debido a dos factores: 1. La temperatura de la estufa y 2. La presión que el vapor crea ante su selladura hermética. Cuando la presión dentro de la olla alcanza un nivel capaz de levantar por si misma la válvula de drenaje, esta válvula libera una cierta cantidad de vapor, haciendo que se mantenga constante en el interior la presión durante el tiempo que la fuente de calor, este en contacto con la olla.
Mi hijo José Alejandro, dio hoy un paso decisivo. Es un paso que va a cambiar el rumbo de su vida de forma tan marcada, como inevitable era que esto sucediera. Hoy se sentó a su computadora, como lo ha hecho día con día durante los últimos años. La diferencia estriba que hoy, no se conectó a "Facebook", o a un "torrent" a bajar música. Hoy se sentó, libre y espontáneamente a sacar un poco de aquel afluente de pensamientos que tiene comprimidos dentro de su cabeza. Y lo hizo de la manera que lo han hecho los grandes maestros de la escritura, escribió un ensayo. Al leerlo sentí una profunda emoción dentro de mí. Y la emoción venia de saborear algo tan puro y genuino como lo sería comer un trozo de salmón crudo. Un leve toque de Sábato aderezaba exquisitamente aquel breve ensayo de dos páginas. La erudición y genialidad de Borges, le daba un bouquet final al documento y la pureza y originalidad de José Alejandro, era el complemento final que hizo de este corto relato, mi mejor regalo de navidad: Mi muchachito hizo oficialmente su iniciación en la cofradía de los escritores. Una iniciación que marca el inicio de un proceso que no va a concluir jamás. Es una marca a fuego de la que no podrá desprenderse nunca, pues una vez hallada la forma de redimirse de esas inquietudes, de encontrar la libertad que da la pluma, objeto simbólico tan querido por la sencilla razón de que no tiene ningún juicio preformado sobre nosotros, nunca, jamás, va a renunciar a tan exquisita necesidad.
La combinación de calor y presión, ha sido reconocida desde hace mucho tiempo, como fórmula adecuada para catalizar muchos procesos. Cocinar alimentos demasiado densos, que toman mucho tiempo en reblandecerse; la eliminación efectiva de cualquier forma de contaminantes, proceso conocido como Autoclaveado que día con día se utiliza en muchas instituciones sanitarias para esterilizar instrumental quirúrgico, e incluso hasta para elaborar un buen Capuccino, es esta mezcla el medio ideal de lograrlo. Son la presión y el calor, dos medios físicos que se complementan para actuar en sinergia y lograr resultados que se podrían lograr de formas mucho más laboriosas y tardadas, si es que pudieran llegar a lograrse.
La lectura asidua y seleccionada de todos esos autores que nos han ayudado a entender el mundo desde sus propios y muy particulares puntos de vista, es un proceso que alguna vez compare a una mera masturbación intelectual. Solitaria, estéril, sin frutos, pero que al mismo tiempo van creando condiciones que cada vez más nos conducen a la necesidad o al anhelo de crear, de engendrar, de ser al mismo tiempo padres y madres de un proceso. Predispone a sembrar y a parir nuestras propias ideas, a hacer de nuestra pluma un crisol donde se funden bajo la inclemente acción del fuego, la mezcla de todas esas ideas que en una larga y a veces dolorosa gestación, fuimos formando dentro de nuestras cabezas, gracias al proceso de lectura de los autores que vale la pena leer y un poco de los que no valen tanto la pena. La mente de José Alejandro, es una bomba de tiempo, que hizo su detonación inicial precisamente hoy. El fruto de esas largas horas de lectura, de esas prolongadas meditaciones sobre las ideas plasmadas en papel por los grandes escritores, de esa interminable contemplación de los universos paralelos donde vivieron y viven los autores del pasado, floreció por primera vez hoy, en la navidad del 2011.
En las calderas industriales, la regulación de la presión interna es esencial para el buen funcionamiento de muchas maquinas, que hacen trabajar sistemas completos que le permiten al hombre una vida más cómoda. En los grandes hoteles, por ejemplo, las presiones correctas de los sistemas termo-hidráulicos, nos permiten tener agua con presión adecuada en las duchas, en el grifo de los lavamanos, en el vapor de los saunas, en los chorros de hidromasaje de los jacuzzi, disfrutar de temperaturas adecuadas en la climatización de las habitaciones, el funcionamiento de las cocinas, etc. Todo es cuestión de balance. Poca presión, disminuye la eficacia con la que funcionan todas esas cosas. Excesiva presión puede provocar accidentes pues los sistemas termo hidráulicos son como cualquier otro sistema dinámico, esencialmente entrópicos y siempre tenderán a buscar el equilibrio. De esa cuenta, las válvulas reguladoras de presión, son esenciales para mantener el equilibrio, tanto en las calderas industriales de un gran complejo hotelero, como en una simple olla exprés.
La inteligencia, la erudición y el disciplinado hábito de lectura de José Alejandro, crearon una forma de entender el mundo, que es muy particularmente suya. Casualmente, esa forma de entender el mundo, se asemeja a la de algunos otros grandes autores, grandes filósofos, grandes pensadores. Pareciera ser que el destino final de la investigación es el mismo siempre. Desafortunadamente, tal y como lo menciona el mítico hombre más sabio del mundo en uno de sus más famosos escritos, quien añade conocimiento a su vida, añade dolor. Y ese dolor al igual que el fuego, evapora el conocimiento adquirido mediante el estudio, la meditación y la investigación, creando dentro de las mentes ilustradas, una presión que excede por muchos PSI, la de una mente común. Llega a ser tanta y tan fuerte esa presión, que en algún momento, las válvulas de seguridad se activan y las ideas salen presurizadas. Las expresiones de drenaje pueden ser muchas, casi siempre relacionadas con el arte tal y como lo observó Ernesto Sábato. Y es precisamente la marcada inclinación artística de José Alejandro, lo que me indujo a creer, que la temperatura estaba incrementándose. Fue su avidez por la lectura, lo que me alerto sobre la presión que crecía dentro de su mente. Fue la publicación de su primer ensayo espontaneo, lo que me hizo ver, que la válvula de la olla exprés, se había levantado. El calor y la presión son los correctos. Ya se puede elaborar un capuccino perfecto, el cual estoy seguro que vamos a disfrutar en los años venideros, empezando el día de hoy, Navidad del 2011.