Desde el primer momento se dio la atracción entre estos dos adultos, pero pasaron unos meses antes de que Cupido clavara sus flechas en el corazón de esta pareja que no estaba buscando romance, ninguno de los dos.
En cosas del corazón todo es impredecible y se enamoraron, con una de esas atracciones que en Colombia llaman traga maluca, en la cual la pareja no oye ni ve ni entiende y, aunque trataban de ocultar su relación ante los ojos de los compañeros de trabajo los únicos que no se daban cuenta de que parecían en vitrina pública eran ellos.
Iban juntos a todas partes y parecían jovencitos jugando al primer noviazgo, hasta que ella abrió los ojos y un día, así, sin anestesia, le propinó el tiro de gracia: Abelardo, yo no puedo más seguir contigo, eres el hombre perfecto, pero tienes un solo defecto, eres casado.
Edgar Tarazona Angel