Este es un dicho costeño, de la costa colombiana, y se hizo popular porque muchos desaparecidos, por lo general hombres, no aparecen en sus casas después de un fin de semana y sus familiares suponen lo peor, que ya se fueron de esta vida.
Pues este caso es algo así, como que estaba de parranda y no estaba muerto mientras estuvo en el baile y el carnaval, pero horas después si se murió, lo mataron para robarle el reloj.
Edgar Tarazona Angel