Cuando niño tenía miedo de la oscuridad y mi abuelita dejaba la luz prendida hasta cuando me veía dormido, entonces apagaba y se dormía ella en la otra alcoba.
Los relatos de miedo se me metieron en la cabeza y pensaba que demonios y otros espíritus malignos estaban debajo de la cama y en el pasillo que conducía al baño, por eso me dejaban una bacinilla debajo de la cama, y aún así sentía miedo de meter la mano para sacarla.
Una de tantas noches, después de leer un cuento de piratas soñé viajando en un barco bucanero en busca de aventuras, de pronto el mar empezó a sacudirse en forma de olas y el viento infló las velas y sacudió el navío.
A cada instante arreciaba la tormenta y el agua entraba por todas partes amenazando con hundirnos, de pronto, una ola enorme tapó el buque y todos caímos al embravecido mar, cuando ya estaba a punto de ahogarme desperté sobresaltado en medio de la más grande meada.
Edgar Tarazona Angel