Y que los balcones de Italia cobren toda la poesía. Porque en Roma, todos los caminos nos llevaran de vuelta. Que pausemos las horas, por una vez, caprichosamente, así entonces hablaremos de lo que sucede, que esta angustia por “los días” nos regale un solo elemento: la existencia misma. Oro porque las acuarelas hagan de las suyas, así nacerán colibríes en las portadas de las agendas. Bailo para como Ana Bolena no dar nada por hecho, "para extrañar al mundo y no el hábito de él". Escribo justamente aquí, como quien busca por todas partes, o se busca, o busca partes. Capaz que debería quizá, todavía intentar “no decir nada”, pero con la pretensión que tengo, uso algo de filosofía y no callo. Voy suponiendo que las cosas aún no son, que yo misma no soy. Buscándole/me él ser por todos los medios que tenga a la mano, con el pensamiento, con los párrafos, con la poesía… Van pasando días, ya son casi dos semanas y tal vez será algo más de un mes… Y mientras todos los caminos conduzcan a Roma, nuevamente entiendo que se puede hacer magia desde adentro, que cada cosa que hay en la vida, surge porque llegamos ahí a una transformación del sentido que nos damos a nosotros mismos.
Aleja Bejarano