A la luz de las velas y los mechuzos de gasoil me reuní con mi familia, compartimos remembranzas y bellos recuerdo, la luna y el firmamento estrellado engalanaba su más majestuoso traje de brillantes, en aquel universo espléndido que titilaban en un son de alegría sin igual, sin precedente, la majestuosidad de aquel cielo y el silencio del momento, sin ningún tipo de distracción no podría tener un valor monetario, las risas decoraban nuestro pequeño momento como campanitas armoniosas que le daban un sentido muy singular y querido, aquel lugar, que se busca cuando la memoria del adiós y el olvido nos acecha, sin embargo la felicidad de aquel instante era lo mejor a que aferrarme un momento infalible para mí; mi señora y yo compartimos café y el aroma fue un perfume digno y celestial, las niñas reían y comían frutas de mango y se deleitaban de su inigualable sabor.
Al rato se escuchó una algarabía, gritos de avisos,! Llegó la luz, llegó la luz! En cuestión de segundos los rostros se ocultaron detrás de las pantallas táctiles, luminosas y todo lo humano se volvió autómata y artificial.
RAR. 2021