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EL CERTIFICADO MEDICO DE CLARA

El mensaje que está enviando la bienintencionada divulgación en todos los medios de comunicación de la excesiva corrupción que hostiga y pulula por todo el país, sinceramente está ocasionando en el colectivo social de la nación una suspicacia chocante, una fastidiosa malicia que se percibe por todas partes y en todas las instituciones, aunque uno no lo quiera y sin que uno lo pretenda.  Les voy a relatar un hecho, que me sucedió a mí en estos días, para  ilustrar esa horrible y común desconfianza de todos contra todos que está haciendo carrera en nuestra sociedad. 

Clara, mi hermana mayor, es diagnosticada con un cáncer de mama, hace más o menos un año.  Clara ha vivido durante poco más de 40 años en el Municipio de Zarzal, al norte del Departamento del Valle del Cauca, donde ha contribuido al sistema de salud.  Para realizarle este duro tratamiento, su E P S le ha asignado una I P S extraordinaria al sur de la ciudad de Cali, capital del Departamento.

Clara tiene 63 años y para asistir a cada  sección de terapias, tiene que cruzar todo el Departamento, en un viaje que dura más o menos dos horas y media hasta la terminal de transporte de la ciudad de Cali; de aquí, de la terminal de transporte hasta la I P S al sur de la ciudad hay un poco más de una hora en transporte público.

Yo no tengo mayor conocimiento acerca de este tema del cáncer, pero no se necesita ser muy inteligente para comprender medianamente que se utilizan unos químicos muy fuertes y una altísima tecnología de radiación  que también cualquiera puede inferir, debe ocasionar unos efectos colaterales en el resto del organismo.  Obviamente que para describir todos estos malestares nadie más apropiado que el especialista y cada paciente en particular porque, además de que de por sí es un tratamiento muy complejo,  también produce unas reacciones muy distintas individualmente.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, es decir, la edad de Clara, la carga física y emocional que conlleva el solo nombre de esta patología, la difícil travesía para llegar desde su lugar de residencia hasta la I P S donde recibe su tratamiento, las debilidades físicas que estas terapias suscitan inmediatamente después de cada sección, se me ocurrió la novedosa idea de en tutelar a la E P S con la pretensión de solicitar el servicio de transporte a paciente ambulatorio.   Hasta aquí todo es válido, pues todos pensamos a favor nuestro, porque pues lógicamente nadie es tan estúpido como para pensar en su contra al menos conscientemente, no?, porque inconscientemente si todos hacemos muchas cosas que nos perjudican…

En tal caso, cuando empecé a realizar los trámites para entablar esta acción legal de tutela, entre los diversos documentos que se deben aportar hay uno que se llama “Certificado Médico” y el cual debe ser expedido por un Profesional Medico de la I P S primaria, es decir, la I P S del pueblo, donde el Médico general.

Atendiendo a este requerimiento, llevé a Clara donde la Doctora Coraza, una hermosa niñita de unos 20 años de edad, tan noble y amable como excelente profesional.  Al comentarle el caso a la Doctora Coraza, esta nos remite al Doctor Plata, el Coordinador Medico de esta I P S, porque “este es un tema administrativo y él me debe autorizar para expedirlo”, aduce la Doctora. 

Siguiendo las instrucciones de la Doctora Coraza,  hacemos la respectiva antesala para solicitar al Doctor Plata la autorización que la Doctora Coraza exige para ella expedir el certificado médico a Clara.  El Doctor Plata, ¡ay, el Doctor Plata! Pues el Doctor Plata, visiblemente molesto por nuestra petición hace enormes esfuerzos para hacerme entender que me están negando el servicio de transporte a paciente ambulatorio que estamos pretendiendo y que yo no me he dado cuenta de esto. Pero como esto yo ya lo entendí, le insisto al Doctor Plata para que simplemente autorice a alguien de su equipo de médicos para que expidan el Certificado Médico a Clara a lo cual el Doctor Plata me hace saber que esto es autonomía  del médico y que no se necesita nada más.  Como esto es muy fácil de entender, yo agradezco al Doctor plata y doy  vuelta con Clara para ir a buscar nuevamente a la Doctora Coraza.  ¡oh sorpresa!  El Doctor Plata sale con nosotras hacia donde la Doctora Coraza.

Hasta aquí yo no había caído en cuenta de la percepción que tenía el Doctor Plata de nuestra petición, tan solo cuando este, el Doctor Plata, le plantea un ejemplo a la Doctora Coraza para ilustrarle, según él,  que yo pretendía una manipulación de su opinión profesional acerca de la situación de salud de Clara, solo ahí, comprendí la razón de su renuencia a expedir la nombrada certificación.     Palabras más, palabras menos el Doctor Plata expresó su percepción graficándola con el siguiente ejemplo:

Doctor Plata/  “haber Doctora Coraza, supongamos, vamos a presumir que nosotros decimos “”vamos a colaborarle a esta señora con este certificado, vamos a pensar que nosotros decimos “”vamos a favorecer a esta familia de bajos recursos y certificamos las precarias condiciones de salud en las que se encuentra la señora…”

Me molestó mucho entender que el Doctor Plata quería hacer ver mi noble y pulcra intención como una vulgar  luxación de la verdad del estado clínico de Clara, el Doctor Plata da a entender con su ilustración, que yo pretendo que el Certificado Médico disfrace la verdad de las condiciones físicas y de salud de mi hermana.  Nada más lejos de mi intención, entre otras cosas, porque le tengo agüero a eso de trampas, mentiras y engaños.  Me disgustó enormemente comprender que el Doctor Plata estaba graficando estos hechos, planteando una situación muy poco inteligente para quienes tenemos claro que, las verdades disfrazadas no son más que burdas y perniciosas mentiras; el Doctor Plata plantea un escenario estúpido para quienes vemos  las tales mentiras necesarias como el más idiota engaño a nosotros mismos. 

¡NO Doctor Plata…! yo no le estoy proponiendo un fraude, ¡NO Doctor Plata…! yo no le estoy sugiriendo  una infracción a su ética profesional y personal.  Doctor Plata usted y la Doctora Coraza me merecen el más absoluto respeto como para que yo pueda llegar siquiera a pensar en pedirle semejante  gansada como lo sería una certificación medica desfigurada o enmascarada.  Qué lástima que por esta confusión,  usted no me pueda corresponder a ese respeto de igual manera.

Cuando yo comprendí la maraña que tenía en la cabeza el Doctor Plata de esta situación, traté de hacerle vislumbrar a este que yo lo único que estaba haciendo era solicitando un documento exigido por la E P S.  Sin embargo, me tocó manifestarle expresa, segura y contundentemente: “yo no le estoy indicando lo que debe decir este certificado médico, yo lo único que le estoy pidiendo es el documento en el cual se exprese su opinión profesional acerca de las condiciones de salud de Clara.  Nada más.”

Finalmente, el Doctor Plata atendió a mi explicación, acreditó a la Doctora Coraza y esta examinó a Clara y expidió un documento veraz en el cual consta su opinión estrictamente profesional, expidió el documento certificando el estado clínico de Clara, sin tacha ni macula alguna.

No pretendo quejarme ni lamentarme por el trato personal y humano del Doctor Plata.  Todo lo contrario, superada esta barahúnda, solo tengo agradecimiento y admiración por estos dos profesionales.  Sin embargo, si me ha dejado pensando ¡cómo estamos de obcecados todos percibiendo de todos la mala fe, la corrupción, la trampa…! Que daño tan grande le está haciendo a nuestra sociedad esa funesta costumbre de hacer de la trampa, la mentira y el engaño un arma necesaria en cualquier  entorno.

 

 

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