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En esta época en que las nuevas parejas no quieren tener hijos, y sacan todas las disculpas posibles, tal vez nunca van a conocer la felicidad de ser abuelos. Claro que estas relaciones son poco durables y conozco casos en que antes de unirse (no casarse porque es otra modalidad, la famosa unión libre. Los más legalistas se casan por lo civil) ya están repartiendo los bienes adquiridos durante el tiempo que permanezcan juntos. Tal vez es una razón para no ser padres, saben que un niño es una responsabilidad de por vida y es más fácil decidir sobre una mascota. Pero como este no es el asunto paso a mi calidad de abuelo feliz.

Ya transcurrieron tres años y unos meses desde la llegada a este mundo de mi hermosa nietecita, la única que tengo, por ahora, pero parece que no serán más, según la opinión de mis hijos. Igual que todos los jóvenes de esta época prefieren tener mascotas que un niño. La alcé el día de su nacimiento y como le detectaron un problema en la cadera tuvo que soportar durante varios meses un aparato corrector. Nosotros estuvimos con ella en sus primeras sílabas, cuando se paró solita, sus primeros pasos, su risa y su llanto pero sobre todo verla crecer y hablar. Los jóvenes que se atreven a ser padres, al principio cuando el hijo no es deseado, no ven con agrado ese pequeño ser pero después se enamoran y lo disfrutan; eso pasó con mi hijo y su pareja.

No me explico cómo una pareja de seres humanos le tienen asco a los excrementos de un bebé pero no a la mierda de los gatos y los perros. Para mi es fastidioso el olor que impregna la  casa cuando no se le hace aseo a la arena de los gatos y veo con asco los dueños de perros recogiendo la mierda en un talego cada vez que los sacan, cuando la recogen porque a veces se hacen los pendejos y queda la plasta en el piso para que un caminante desprevenido la pise y se lleve el olor por todas partes; los que han padecido esta peste saben a qué me refiero.

Quiero dejar claro que amo los animales, en especial los gatos y los perros y en mi casa hay dos gatos que duermen de día y joden de noche y los quiero. Pero no cambio la dicha de tener una nieta por la alegría de una mascota. Y, ojalá, mis hijos decidan tener más hijos para verlos crecer y malcriarlos, como corresponde a todos los abuelos. No sé hasta dónde es cierto que uno quiere más a los nietos que a los hijos, sólo que es un amor diferente. Un abrazo a todos los abuelos y a los jóvenes les digo que tengan mascotas pero no las prefieran a los hijos.

Edgar Tarazona Angel

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