Quiero volar y no puedo, quiero atreverme y en cobarde me convierto, quiero creer y la confianza no existe, quiero amarte y tu egoísmo no me deja.
Tu fortaleza es la esperanza del mundo, creas sueños en las personas, das aliento a los que les falta, compartes tu calidez a los corazones que necesitan de ti.
Quiero volar a eso que llaman imposible, mi miedo es la derrota, mi valor es tu aroma, un aroma impregnada a tu piel, ese aroma que me deja volar a lo más alto, que me lleva a las nubes y me hace caer en un sueño profundo del cual no quiero despertar.
Cuando el mundo me abandona y me deja a la deriva, siempre estás ahí acobijándome entre tu pelo, tan sedoso y limpio, tan suave cómo los pétalos de una rosa en plena primavera, susurrándome al oído que me amas.
¡Mujer! Enséñame cómo se vive, cómo se ama, cómo se sueña e incluso cómo se vuela con las alas extendidas y algunas veces rotas, dime cómo se aterriza a mi pesadilla y mi sueño eterno llamada realidad.