¿Qué llevás ahí dentro? ¿por qué vas tan cargada?, me preguntó hoy cuando vió mi mochila tan pesada o quizás, mis hombros tan caídos.
Me quedé unos segundos pensando y respondí: "ay, no sé" y suspiré.
Y quise largarme a llorar en ese instante, pero me contuve, no vaya a ser que piensen que no puedo más.
Aunque seguramente ahí dentro también haya cosas que les haga falta a los demás. Entonces tengo lo mío y tengo para ellos también.
Siempre así. Por las dudas.
Y le debo unas disculpas tan gigante a mi espalda, tan gigante. No sé qué me hizo creer que siempre debía cargar con todo, para todos, para todo.
Llenar la mochila de cosas que en algún momento voy a usar y dejar solo un hueco por si en el camino encuentro algo.
Llenar la mochila de emociones que pesan y que al final del día solo quieren traducirse en llanto. ¿Para qué llegamos hasta acá? Que alguien me explique porqué nadie frena, la puta madre. Porqué no hay un día en que nos podamos sentar horas y horas bajo el sol sin tener que llevar nada encima. Libres de peso y libres de cansancio. Frenar. Abandonar los relojes y los pensamientos.
Dejar mi mochila en el pasto.
Y con ella todo lo que carga mi espalda.
TODO.
Mirar al cielo y no tener que pedir permiso para respirar.
Un segundo
Respirar
No quiero mochila.
Quiero un jardín.
Un abrazo
Y dos almohadas.
Tal vez, veinticuatro horas de sueño.
Y un sol.
Ah...olvidaba. Y nadie que me pregunte nada de nada.
Que aguanto, aguanté y sigo aguantando.
Ya no entra nada en esta mochila.
Está pesada.
¿Hay alguien que sepa cómo vaciarla?