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NO VOY TRAS LAS MASAS.

¿Por qué el hombre se guía según el paso de las masas? ¿No debería el hombre Cristiano ir según el Espíritu le oriente? ¿No es el Espíritu mi guía?; ¡Oh Gente, que en su temor de escuchar la voz del Espíritu, han preferido la voz de la democracia eclesial! ellos van tras la melodiosa voz de los hombres que son inspirados por Espíritus de engaño, ellos ven en los hombres que acarrean masas de hombres a personas inspiradas por Dios, mas no saben que ellos son inspirados por Satanás; No creas que estos hombres que llenan plazas, estadios, grandes templos son hombres de sana doctrina, no creas que porque el templo donde tú adoras es un monumento es porque ahí verdaderamente se adora a Dios, Ellos todos van siguiendo una doctrina de hombre, un nombre de hombre, ellos siguen a una Iglesia, ellos no van tras la cabeza de la Iglesia, sino que van tras la Iglesia; ¿No es torpe seguir la cola y no la cabeza? Aprende muy amado hermano de Zaqueo, del cual está escrito “procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicomoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa” ¿Ves cómo él no siguió a las masas? Él en verdad procuraba ver quién era Jesús, Él no hizo lo que las masas, no se quedó tras ningún hombre o mujer, o bajo la sombra de un grupo de hombres, no se quedó pisando el mismo suelo que los demás, no se quedó sentado en el mismo banquillo que los demás, no se conformó con escuchar decir a otros “Lo vi” o “Me curó”, sino que por su propia cuenta hizo un esfuerzo para verlo desde un mejor ángulo, porque no es lo mismo que un hombre me diga “Cristo es así “ A que el mismo Cristo se me revele a mí, porque ¿Es el hombre digno de confianza? ¿A caso no me dice la Escritura que son tres los que dan testimonio en la tierra, y que ninguno de ellos es carne ni sangre?; Pero dime, en medio de una multitud de hombres, en medio de tantas cabezas, a la distancia ¿Podrás ver tú a la persona que buscas? Es necesario ser la diferencia, es necesario para poder ver al verdadero Jesús dejar de hacer lo que el Cristiano Común hace, es necesario subirse a un árbol de Sicómoro; Si tú en verdad buscas ver y conocer al verdadero Jesús ¿Cómo lo vas a conocer si vas tras la multitud y haces lo mismo que hace la multitud? Nunca lo verás, quizás puede que le veas el cabello, quizás puede que le veas un hombro, quizás sus ojos, quizás su boca, pero nunca lo conocerás completamente mientras le busques en medio de las multitudes ¿Ves porqué es necesaria la dispersión? ¿No sabes hombre que por nuestro bien fuimos dispersos? Por eso de la misma voz del Mesías se oyó aquello “Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas” de modo que las verdaderas ovejas del redil hoy andan dispersas, y los rebaños que se ven son como señuelo de cazador, como el azogue que aparta el oro del peñazco sin valor o como imán que junta el metal, así es esto que hoy se ve, la puerta del campo de la corrupción, donde son sembradas las semillas, las cuales deben sembrarse en corrupción, pero una vez que la semilla ha brotado de la tierra le es necesario salir de la era para poder dar sus frutos, ¿Porqué tratan de unir lo que Dios desunió? Mientras el hombre valla tras el hombre, mientras el hombre valla tras la multitud, ¿Cómo podrá ver a Cristo? Porque de la multitud Él escogió a doce, mejor es entonces no andar en multitud, porque entre menos hombres hay en la casa, más posibilidad tengo de ser elegido.

Zaqueo fue la diferencia entre aquella multitud, Él fue el único que en verdad procuró ver al Maestro, la demás gente pasó por curiosa nada más, gente que gusta de las aglomeraciones, aman los alborotos, esa gente no buscaba en verdad salvación, buscaba tan solo averiguar la razón por la que la gente se desbordaba, pero Zaqueo sí estaba hambriento de Jesús, y a como está escrito “Porque Jehová oye a los menesterosos, Y no menosprecia a sus prisioneros” Vio entonces el Maestro la necesidad y la angustia de Zaqueo, quien a pesar de sus riquezas sintió la vaciedad de su corazón, pero aquella multitud, pobre toda ella, ninguno sintió la necesidad ni la angustia de realmente encontrarse cara a cara con el Maestro, Jesús vio en Zaqueo a alguien que le buscaba en la verdad, sin hipocresías. Piensa el hombre que hallará a Cristo, al verdadero y completo Cristo, desde un escaño en la Iglesia de hombres, piensa que con escuchar predicar a su Pastor o a su Sacerdote, o a sus Evangelistas, a sus profetas o profetizas, a sus videntes o a sus diáconos, lograrán encontrar al Maestro; ¡Cuán equivocado están!, tienen fe dicen, pero desconfían de las revelaciones del Espíritu porque no es compatible con la doctrina de su falsa y torpe Iglesia, Pregúntate hombre de poca fe, y digo de poca fe, porque si tuvieras más fe sabrías que Cristo no se revela por boca de hombre ni por rudimento ni método de hombre, sino que se revela en el Espíritu, en lo secreto y en lo íntimo, no se revela dentro sino fuera de los templos de hombres, ¿No has entendido la señal de la destrucción del Templo y del segundo templo? Porque el templo fue destruido en señal de que nadie encontrará a Dios en medio de cuatro paredes de roca, sino que Él se manifestará en su plenitud al hombre que invocare con humildad y con hambre su nombre desde cualquier lugar, no importa si se está en el desierto, no importa si se está en la oscuridad o en cualquier lugar, y por eso el Maestro dijo a la Samaritana “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre” ¿Te cuesta creer eso? Entonces no tienes fe.

Tu equivocación es grande, y en tu conciencia lo sabes, pero no te vuelves de tu camino por la vergüenza que sentirás cuando en medio de toda esa muchedumbre des media vuelta y vuelvas tu mirada hacia los caminos en busca de la senda antigua; Prefieres ir equivocado pero no pasar burla, ni vituperio, ni calumnia de tus hermanos, temes más a la crítica de tus hermanos, pero no has aprendido a temerle a Dios, ¿No recuerdas hombre de poca fe, lo que el Maestro dijo? “Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” prefieres negar la verdad antes que admitir la burla, porque, aquellos que saborean la verdad, han también de saborear la burla de los hombres, ¿Qué crees tú, que el Maestro padecería de burlas y tú no? ¡Cuán desconsiderado eres! Como si no supieras que el mismo valle que él transitó debemos transitar nosotros, ¿No has prometido tú beber también la copa de la salvación? ¿No sabes que Él dijo “A la verdad de mi vaso beberéis”? pues, si Él es el camino, entonces pregúntate ¿No tengo a caso que pasar por las mismas acusaciones, por las mismas burlas, por la misma humillación, y por el mismo sacrificio? Prefieres escuchar de tus alentadores “Ya nuestro pecado fue pagado en la Cruz, no tenemos que pasar sufrimiento” Como si no supieras que el que en ti vive es Cristo, y que en tanto el mundo sea lo que es, Cristo siempre será rechazado entre los hombres carnales e ignorantes, y siendo que Cristo vive en ti ¿No has de sufrir? ¿No sabes que el Pastor sacrifica de sus mejores ovejas?.

De los hombres aprendiste la pereza, y la comodidad, prefieres edificarte en moral y en ética, creyendo que esa es la doctrina del Maestro, ¡Cuánta equivocación aberrante hay en ti! Te arraigaste a la comodidad de tus hermanos que te han precedido, y ciertamente tu alabanza hacia Dios no es más que una costumbre aprendida de hombres; En definitiva has gustado de buscar a Cristo en la multitud creyendo que le verás completamente; Pero, no sabes que para que el Maestro pose en tu casa te es necesario subir al Sicómoro, desatenderte de la multitud, despojarte de su bullicio, y seguir la instrucción del Espíritu, el cual en definitiva te llama a dispersión.

El hombre siempre va tras el hombre, y hace lo que la mayoría, y suponen que Dios se agrada en su llamada democracia, pero Dios detesta su democracia, a ningún hombre ha puesto a decidir qué creer, por eso, Él mismo dijo que iría tras sus ovejas, y ¿Qué observará de ellas? Su interés por conocerle y de verle por completo.

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