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Y sientes que te falta el aire o que el aire te falta a ti, nadie sabe en realidad cómo se siente, que tanto duele e incluso su aroma, más que uno mismo, uno mismo define el dolor que respira, el dolor que siente, sólo uno mismo reconoce su propio pecado y por quien pecó, uno mismo sabe lo que le atormenta cada noche.
La sensación de tenerte en mi mente me consume a cada segundo, me debilita, dejándome sumisa ante tus recuerdos, ante tu eterno aroma que se impregno en aquella sudadera negra que jamás olvidaré, ante tu sonrisa que cubría tu cabello rizado, ante todas esas historias del mundo al revés que tanto te gustaba recitarme, todo eso que decías sobre que ya habías vivido lo suficiente como para no querer pertenecer en este intento de mundo debilitador de sueños, en este sistema tan aburridamente predecible.
Siempre creí que eras de otro planeta, por tú forma de vestir; claro, esos pantalones grisáceos que te quedaban justo a la medida con tu peculiar sudadera y una playera de un color naranja chillante, siempre tan simple, tan perfectamente simple.
Me hiciste sentir fugaz, infinita, totalmente infinita, me hiciste sentir una niña de secundaria que sólo se preocupa por el largo de su falda y de su moño blanco, sentí que podíamos bailar con tan sólo rozarnos, llover con tan solo mirarnos, tal vez sólo fue un sentimiento y nada más, tal vez no fue tú culpa ni la mía, fue de los sentimientos que interpretaron mal las señales, a ellos son a los que debería odiar y no a mí, a ellos son a los que les debería de gritar y no a nuestras conversaciones irónicas de las dos de la mañana, a ellos son a los que les debería llorar y no a las ultimas fotos tomadas con ese gran filtro quitador de toda imperfección, a ellos son a los que les debería decir que ojala me hubieras querido demasiado.

Ya no importa a quien culpar realmente, simplemente es un intento de escapar de mi propia realidad, yo soy mi propia culpa, mi propio asesino que confunde y mal interpreta sentimientos, yo soy la que entro a esa escena para poder ser parte de tu película, aun sabiendo que siempre los finales son un asco, porque jamás vuelves a ver, sentir y oler la vida como con esa persona, en el primer instante que nos hicimos uno mismo te cedí un cacho de mí que ojala pudieras regresarme, que ojala te sirva más a ti que de lo que me hace falta a mí, que ojala me recuerdes en las noches más tristes y me olvides en los días más alucinantes.

Nuestra canción sigue sonando y es que no basta con ponerle pausa o cambiarla, fue un tatuaje al corazón de esos que no hay láser cual los quite, pero ¿sabes? me siento estafada, porque me han mentido, que el tiempo cura todo, a mí me ha roto cada día esperando un mensaje que jamás aparecerá en mis notificaciones y es que no solo es mi mente de 16 años quien te llora o quien te piensa, sino son mis dedos que no dejan el maldito teclado, necesitan gritar al igual que yo, te necesitan, pero es que tal vez no te extraño lo suficiente como para que te enteres y siempre he sido mejor escribiendo que hablando y que mejor con toques de poesía chafa, tal vez no te amo demasiado como para buscarte, y es que solo tal vez me canse de esperarte.

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