El día que la conocí ya no está en mi recuerdo, debió ser un hermoso día, digno de ella por supuesto. Aquella bella dama de baja estatura y cabello negro, llamó la atención en mí, entre tanto problema que tengo. Una mujer fría, que sigue la misma filosofía del “sin sentimiento” pero dentro de mí sé, que todo esto no es cierto. Pasaba momentos difíciles cuando me gané su confianza, confianza que la hizo más interesante de lo que ella aparentaba. Sus relatos, sus historias, que mucha atención prestaba, algo que en mi era extraño, ya que a mí no me importa nada. La mirada fría de aquellos ojos negros, me hacían a mi creer, que me encontraba en el cielo. El hombre frío que era se planteaba por dentro; “no Dios por favor, que no sea amor lo que siento”. Ella cambió mi forma de ser por dentro, de ser un hombre frío, a intentar no serlo. Ella tal vez lo note, quizás porque soy muy torpe para esto, no es mi culpa ser tan básico, yo no nací para ser Romeo.
Intento no ilusionarme, sé que esto no llegará a lejos, dirán que soy un cobarde, pero yo no soy pendejo, una hermosa mujer como ella, no estará con este tipejo, yo no soy digno de ella, esto yo lo sé de lejos. Seguiré estando a su lado, admirando su belleza en velo, esperando que algún día, poder olvidarme de todo esto.