Murió Saramago, lo siento mucho por Pilar. ¿A quién le vas a traducir ahora si Pessoa y él no están?
Siempre queda el recurso de llevar un luto blanco, como la luz, como sus ensayos, todo verdad. Bien es cierto que la creatividad ficticia no le gustaba, no eran buena pareja, sin embargo, cada intervención, cada comentario, cada texto, rebosaba luz, trato exquisito al lenguaje, a las palabras, a la cordura, a la verdad, a ese realismo tan poco fantástico, como consecuente.
Vaya pues por él, esta sonrisa, esta inclinación de las palabras, como gesto de reverencia a quien tiene que morir para ser mito, como todos. Adiós Don José.