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Hola mis hijos.  Ojala atiendan a mis suplicas, por que el esfuerzo de realizar esta carta fue muy grande, ustedes saben que la edad que estoy viviendo es demasiado complicada, ustedes lo saben, pues ustedes son víctimas de ello. A mi me duele mucho ser un estorbo para ustedes, saben que ¡quisiera morirme! Yo a ustedes los amo, y no me gusta ver como se lamentan por mi estado.

Quiero darles estas pequeñas palabras, para que las recuerden cuándo ya no esté con ustedes. Hace un mes el doctor me dijo que el tiempo que me queda de vida es mínimo, por tanto estas serán mis últimas palabras por decir. Quiero que las repartan a todos los hijos del planeta, quiero que ellos sepan lo que una anciana desea y piensa antes de morir.

Esta es la gran diferencia.

Cuándo quedé embarazada, supe que los problemas iban a engrandecer, sin embargo a ustedes los acepté y con problemas y todo los crié.

Cuando a mi me llegó la etapa de la tercera edad, ustedes también se dieron cuenta que iba a ser un problema, sin embargo no lo enfrentaron y mi trajeron a este infierno, por que no me soportaron. 

Cuándo nacieron, mi felicidad fue total, no sabía como describir lo que sentía al tenerlos cerca, los amé lo suficiente, les entregue mi cariño, mi tiempo y mi juventud. Cuando a mis setenta años empecé a dar problemas, ustedes demostraron odio, fastidio y deseos de estar lejos de mí. Cuando se orinaban y poposiaban, yo con todo el amor los bañaba, limpiaba y arreglaba. Ahora que yo lo hago, ustedes me echan al baño para hacerlo sola, sabiendo que es casi imposible, mi edad  lo impide, sin embargo yo con caídas  y golpes trato de hacerlo, para no quedar mal frente a ustedes.

Cuándo ustedes empezaron a crecer,  los gastos empezaron a engrandecer, al igual que mi esfuerzo,  pero yo con esfuerzo y sufrimiento les di todo lo que pude, nunca repartí gastos, todos los enfrenté yo. Cuando yo empecé a envejecer, mi cuidado y delicadeza lo hicieron también. Tanto era que los medicamentos,  proteínas para mi cuidado, hicieron que aumentaran sus gastos, por eso fue que repartieron  obligaciones, sin decidir aún quien se queda con este pedazo de vieja.

Cuándo ustedes se volvían insoportables, yo con paciencia y amor los controlaba, ¡nunca pensé en entregarlos algún lugar!,  cuando yo me volví insoportable, ustedes no me aguantaron, entonces por votación unánime me enviaron al ancianato. ¡Donde pasaré los últimos minutos de mi vida!

Quiero que sepan que los quiero mucho, ¿me duele?  Si me duele, pero aún así los seguiré amando.

De Herencia les dejo lo que yo tanto les brindé y ustedes no me quisieron obsequiar.

Amor, paciencia, tiempo, dedicación, consuelo, ayuda y muchos más valores que no pueden brindarme cuando ya esté  muerta, pero tengan en cuenta que siempre los voy amar y llevar en mi corazón a pesar que yo para ustedes sea su mamá vieja.

Atentamente.

Su mamá vieja. 

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