Durante bastantes años los niños de la aristocracia europea eran intocables, de manera que los castigos físicos (comunes en esa época) no se les podían aplicar, de manera que recogían niños de los hogares más humildes para que recibieran el maltrato que le correspondía a los príncipes; estos pequeños pobres recibieron el nombre de “niño de los azotes”. Entre mayor fuera la falta del niño rico así mismo el otro niño soportaba un mayor castigo.
Cambiando de época en el tiempo y de espacio geográfico, concretamente en Colombia, parece que somos muchos los niños de los azotes. Los ladrones de cuello blanco y la casta política privilegiada cometen todos los abusos imaginables y son intocables, a los más pobres les toca recibir el castigo en forma de impuestos y reformas tributarias; no es de este gobierno solamente, es históricamente demostrable, sobre todo desde que apareció en el panorama político el famoso Frente Nacional, se extendió por el resto del siglo XX y se agudizó durante todo lo que va del siglo XXI.
Para aclarar mejor el asunto los remito a un fragmento encontrado en Google:
“Durante los siglos XV y XVI, cuando el derecho divino de los reyes era una idea muy aceptada, y se consideraba que nadie podía castigar a los príncipes que se comportaban mal (habían sido elegidos por Dios), las reprimendas a los futuros regentes recaían sobre sus padres, pero ellos estaban en guerra, en asambleas, ocupados con sus amantes o esposas (o con ambas) y no les importaba ni la educación y menos el castigo a sus vástagos. Para “equilibrar” esto se creó la figura del niño de los azotes, jóvenes que recibían castigos físicos en lugar del noble de turno…”
Ojalá dejemos de recibir los azotes y castigos que se deben aplicar es a los que cometen los delitos, no importa que sean los más ricos de Colombia, o Congresistas o Magistrados. La ley debe ser pareja para todo el pueblo colombiano.
Edgar Tarazona Angel
