(Soneto)
Plasmando sin rumor pintura negra
se desliza la noche sigilosa,
la visión mengua, se torna borrosa
en brumas la materia gris enhebra.
Cara esquiva, como el muro con hiedra
se oculta la infractora veleidosa,
solapada, pecadora la esposa
pisa con discreción, piedra y baldosa.
Pasiones clandestinas, improvisas
que en secreto se incendian en hogueras,
gemidos vagan dentro de la estancia
que escapan de los torsos sin camisas,
con acordes de notas bandoleras,
y el llanto del marido en la distancia
Baltazar Peña.