He abierto la tapa de mi caja musical, caen y caen pepitas de cristal, que no se quiebran, que siguen un curso y un baile sin fin rebotando donde no deben, durmiendo donde ellas quieren…
Todos los días se me olvida cerrarla con llave…
Y ahí quedan, deambulando como sonámbulos de día, en la oscuridad del día que no les da abrigo
No es de ser de armas, o de extrema cabeza ocupada, es solo querer y desear lo suficiente..
Gritar nunca es necesario, escuchar solo cuando se debe… hablar solo contexto, sin metáforas ni floreos ni tampoco por medio de silencios…
El agua del rió se me hace mas clara, y no es por que este alcanzando la fama
Fama de habla, fama de pies sonoros… ¡no estoy para ella! No le abriría si toca la puerta
La distinción no me hace mas humana, ni mi condición de nada me hace menos humana
Me causa éxtasis y delicioso placer el flotar con mi cama en el mar
¡Que nada mas perfecta! extensa… infinita, sin precipicio…
Enprodenada, enprodenada, enprodenada…. Tengo solamente ganas de nada(r)…
Y es que un “nada mas importa” no me causa vació y tampoco me es un sinónimo
Es la última puerta en la que estoy parada… riendo a carcajadas….
¡A las alturas y a las puertas!
¡A las alturas y a las puertas!
¡A las alturas y a las puertas!
Como se grita un militar sin guerra
Ambas se escalan y se abren de solo una manera…