Es otra calle, de las tantas que vagamos.
duermen un sueño de vigilia.
escuchan en las noches, los pies que se arrastran.
alumbran en las sombras, los rostros
que penan sobre los adoquines..
se cierran en círculos, y se retuercen
sobre si mismas, prisioneras del tiempo suspendido.
Ellas saben del dolor y la tortura
que sobre ellas flota.
el esqueleto de las murallas
exhibe su monumental costillar
con las heridas de el cañoneo de los piratas...
En la esquina el rebusque de los perros calientes..
un perro medio muerto, pasea a un mendigo
con las manos extendidas.
los turistas extasiados con las murallas
no saben cuando negros yacen en ella
como cimientos..
los nativos ostentan sus camisas de colores,
la vida es estrecha como las calles
las alegrías y los caballitos
pasan sobre las poncheras de las negras
unos fotógrafos absortos en el vaivén del ancho mar..
la iglesia de san Pedro Claver
suena a revuelo sus campanas
justo cuando la tarde moribunda
se acuesta sobre las garitas.
entonces se escucha ruido de grilletes
y quejidos
alguien grita atroz desde un socavón
y la música de reggae de Bob Marley
ilumina por instantes una tenue noche mágica
fantasmas de piratas y bucaneros,
el seco sonido de la espada de Blas de leso
Y a lo lejos el galope de la tropa de Simón Bolívar
que apenas llega a la plaza..
en la agonía del día
los fantasmas escaparon de la botella..