Un hombre he sido,
sin ilusión y sin futuro;
un hombre que anticipó con su tristeza
el pago de una dicha duradera.
Un hombre receloso,
ante el destino incrédulo,
que espera de la providencia un desagravio,
que se pague con gozo y con ternura.
Un hombre confundido
por la realidad y la quimera,
sediento de una voz amable
y esclavo de una imagen tierna.
Un hombre que anhelando un destino generoso,
construyó en sus sueños
la mujer perfecta.
Un hombre que da cita
en la noche a sus delirios
para soñar con ella.
Un hombre en pos
de una utopía,
de una esperanza que ronda el infinito,
de una ilusión inédita,
que presumo alcanzar
cuando cruzo mi brazo
por tu talle.
LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("CARTAS A UNA AMANTE")