Nunca estaré completo.
¿Quién lo está?
Siempre falta algo:
comida en el fogón,
dinero en la bolsa,
o ideas de jabalí en la cabeza.
Estamos hechos así,
con un agujero negro en el corazón.
Un vacío que nadie entiende,
que nadie puede tapar.
Y sin embargo seguimos,
parche sobre parche,
día tras día,
con ese maldito hueco
tragándolo todo.