Imaginamos nuestra muerte
y funeral acompañados; nos
abandonamos sin pudor a este
deseo. Unos desean
estar rodeados de la familia,
amigos y parientes chismosos;
otros, con la amiga, el amigo,
el perro y el gato.
Cuántos deseamos morir solos? cuántos desean
un funeral discreto en un día lluvioso y solitario?
alguien dice: murió solo!
sentimos honda piedad, no!
por el muerto, que va!,
por nosotros y deseamos
(en secreto)
que no sea así,
nuestra muerte.
Qué! egocéntricos,
qué vanidad más recurrente:
la vida transcurre deseando
la compañía, huidiza del prójimo,
que a veces es más
lejana que cercana. Nuestra
vida se desgasta entre mentiras,
esperanzas raídas, juramentos
rotos y realidades maquilladas.
Y aún así,
queremos llevar
esta comedia, con
la huesuda y más allá.
Namid A
(junio 08 de2.009)