Manos que me tocan y estremecen.
Manos que juegan con las mías,
anulares, uno y 3/4 de índices, pulgares que se buscan, que se distancian, que sus ritmos van cambiando...
Son solo manos.
Con cada movimiento pareciera que te quedaras impregnado de/en mi,
que pudiera llevarte, que me llevas y volvés el tiempo eterno.
Manos que no te buscaban,
que sin saber como dejamos que se encuentren,
Manos que me invitan a complacerlas,
Que me enseñan que no es necesario todo un cuerpo,
me explica la palabra sensualidad
y como de un lugar lleno se genera la intimidad.
No hizo falta tenerte de frente,
ni que un beso sellara un momento perfecto.
No hizo falta ni de tu presencia ni de la mía,
solo eran ellas, solo manos,
que bailaban al compás de un silencio cómplice,
de un cuarto superpoblado de soledad,
las que se acompañaban, se mimaban,
se descubrían y se gustaban,
eran las que pateaban cualquier pensamiento.
Eran ellas las que jugaban con nuestro deseo.
Paulita-
