Una mujer sensual es,
como un vaso de agua en un desierto,
aquella que acelera mis neuronas,
que enciende mis más íntimos instintos,
es una guerra interior,
una batalla perdida de antemano,
es el polo positivo de mi lado negativo,
es un imán,
el surco labrado de mi azada,
el calor frío de mi espada,
la tela de araña que me atrapa,
es un instante de magia,
un suspiro,
es el sueño,
el anhelo,
la fantasía pecaminosa,
la curva peligrosa,
el espejismo,
la semilla lujuriosa,
la fruta prohibida,
la tierra viva,
es el diablo de mi infierno,
la esencia de un perfume,
puente de dos miradas,
cómplice del placer,
es el río y es la sed,
el fuego que me consume,
es la condición de ser,
sencillamente, … ¡Mujer!...
Euskadi - 99