cuan muñeco de trapo roído;
Ansío creer que mis ojos no se oscurezcan
como un profundo pozo derruido;
Anhelo que mi nariz perciba
la dulce fragancia de la primavera tardía;
Necesito saber que mi boca deguste
el primer sabor de la fruta prohibida.
Quiero pensar que mis oídos distingan tus susurros
en medio del griterío;
Deseo imaginar que mis brazos no permanezcan inertes
adosados a un tronco vacío;
Pretendo que mi mano pueda describir
el albor de este corazón con sentido;
Quiero soñar que mis pechos sean saboreados
por la boca encarnada del primer ángel caído.
Codicio que mi ombligo sea la cuenca
que almacene la originaria gota de un suspiro;
Preciso entender que mi sexo sirva de cobijo
a la descarga de la luz de un ser querido;
Aspiro comprender que mis piernas sean columnas
de un alma serena;
Requiero asumir que mis pies no se arrastren
portando un exterior baldío.
Deseo, Quiero, Anhelo, Suspiro, por bramar
que mi cuerpo está vivo.