Ves collares
ves almacenes, plantas
árboles, ves ojos
libros y narices, poemas
incluso, ves,
cuentos y novelas en .pdf
ves mundos, ves el mundo,
ves la tierra, la arena,
ves hombres, ves minas,
muchas minas, las ves
con poca ropa, a veces,
las ves de piernas abiertas
las ves con la mirada yerta
las ves suspirando agitadas
las ves con la cara fría
las ves arquearse cual exorcista
las ves con la mirada yerta
y te aburres, y sales
y entras a youtube
y ves choques
y ves video clips
y ves conciertos inéditos
y ves animaciones
y ves cosas graciosas
y ves estupideces, muchas estupideces
y ves películas, ves escenas de películas
y ves series de televisión
y ves comerciales de televisión,
desprogramas la televisión
y ves, o puedes ver,
casi todo tipo de cosas,
y ves un mundo demente
incluso, más de lo que imaginó algún genio, porque ves
al lenguaje multiplicarse, porque ves
infinidad de discursos, porque ves
que en verdad están locos, porque ves
al signo explotar en sí mismo, porque ves
que un clic es herramienta divina, destructora de Babel
hoy por hoy .net
y te encuentras, de pronto,
escribiendo un poema
y las palabras no te alcanzan,
y te encuentran
y te abofetean
y te aturden
y te abren su plumaje
y te descubren su prisma:
www.refractaria.com
como producto,
como proyección incansable de ondas,
como enfermedad, como epilepsia
como clínica,
como un link, un clic,
¡incluso! como cerámica para
pizzas de hogueras lentas,
como ninfas de porcelanas
como brasa herética
como arcilla, como producto
de la tierra, del polvo
como hombre
como polvo disociado
como arañas volando, tejiendo redes,
con invisibles hilos, de liberta Penélope que no espera a su hombre, no espera regreso,
que no sabe la posibilidad cierta de que él la espere ahí, ni se imagina que ese ahí existe,
no sabe si existe, pero lo sabe lejano, pero lo sabe cercano, no sabe realmente que todo
es re-la-ti-vo, pero sabe que sabe, y Penélope se espanta, y llora, y se mesa los cabellos
(como diría mi abuelito, aunque mi abuelito no sea del siglo XIII, es lo más cercano que
conozco) y Penélope corre, esquiva miradas, esquiva aletazos, esquiva ocho patas,
infinitas ocho patas, y sabe que saben, y trata de esquivarlos,
pero en este útero placentoso está envuelta,
observando el mundo:
en un clic y tres doblevés