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Como una nueva piel

 

Un árbol de mango
que deja caer sus hojas cansadas
sobre la tierra,
y entonces las orquídeas
abren sus flores
cuando mis brazos ansiosos
rodean tu cuerpo
como el muelle bendito
que solo tu popa roza
alzando apenas leves las espumas.

No me busques
en la esquina del olvido,
como un recuerdo púdicamente escondido;
mis pasos no huyen en la noche asustada
no sueño con las monedas 
del traidor
que medra esquivo en los callejones...
no soy el heraldo de derrotas
que rumia su inutilidad
e inercia como los zapatos abandonados
a el polvo y la polilla
y se destiñen sin piedad.

Conmigo anda un cóndor
para escalar cordilleras
aliento de titánicas batallas
y en su ojo solo vaga
el reencuentro de todo
como una nueva piel de la comarca
entonces voy al encuentro
de los arboles que crecen
y mi mano apenas toca
una selva inabarcable que se extiende
al horizonte infinito de búsquedas...

Uno y otro somos
desde el calor del hogar
aunque sentimos el frío de la madrugada
de los barcos abandonados en altamar..
un riachuelo que crece
allá arriba
en la sierra..
convido y asumo la mirada que escudriña,
las manos que labran la tierra
y sube a mi espalda el peso
de los desafíos de un camino
perdido que buscamos...

entonces no recuerdo
cuantas vidas he vivido
aveces el aire es solo azufre
que paraliza por momentos los pulmones
un fuego que avanza
lava ardiendo que corre
hacia el mar..
solo relámpagos de furia
lluvia de fuego cayendo hacia el valle...
un vaho letal
que surge del abismo

y luego los brazos 
de un bosque que crece bajo la lluvia
unas raíces buscando el soporte
una flor tímida
que busca en el miraje
un beso caluroso de el sol que se alza...
y que reflejan mis ojos
como un incendio basto
de sueños torrenciales
renacer de cenizas en el barro
luz de potros que cruzan el desierto
un mar de amor del universo
espigas de pan y de alimento
labios para saciar la sed
un hombro para reclinar
los duelos y ausencias
la tristeza y el valor...


 

 

Las tenues curvas de tus caderas...

una manzana de pecado que me espera...
las imponentes piernas como puentes
para espantar el fastidio..
tu mirada que abarca
el universo de mi cuerpo...
como un Fausto, extraviado
en el Paraíso tembloroso de la carne..
ahora sucumbo al huracán
de tus mórbidos besos
mientras el mundo crece
en la piel...


 

 

El amor

fuego que ilumina el cielo...
las fumarolas de colores
un cometa que cruza raudo
hacia la profundidad del estero..
el viaje astral
los frutos maduros
de tus senos que me esperan..
una noche que crece en el camino
con voces moribundas..
el desprendimiento...
tus brazos girando..
como una infinita epifanía..
como una inmensa cruz 
donde se curva el tiempo..
para liberarme...
entre suspiros y quejidos...
un poema que escribo
con mis manos sobre las frutas 
frescas
de tus senos...
tibia la piel.
y la sangre a galope..
tu cadera que vibra 
como un pentagrama..
el ladrido a lo lejos 
del pasado..

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