Cierro la puerta enciendo el carro y por un segundo (sólo un segundo)
me doy cuenta de que estoy solo
Solo en toda aquella noche dispersa regada ante mis ojos
Por un momento estoy desasosegado
Enciendo la radio y ahí está la melodía llenando poco a poco todos los espacios del carro
(una sabana de amplio en aquel momento)
Final (inconsciente)mente mi mano suelta el freno y mi pie se deja ir en el acelerador (nunca saqué la D)
¿por qué? ¿para que?
Ya estoy rodando lento pero seguro por esa calle de todos los días que recorro lento para saludar cada hueco cada curva cada todo
Sonrío
el camino se recorre solo
llevo el ritmo de la batería en el volante y disfruto la inconsciencia
todo está bien bien bien
Voy rodando confiado por una de tantas avenidas; voy siguiendo la culebra blanca que me guía, y disfruto de las guirnaldas color naranja, que guardan a los peatones de cualquier ladrón, de cualquier presentimiento, de cualquier oscuridad; ahí cada bombilla regala un poco de su naranjada de luz a las aceras tristes, cansadas de tanto paso y de nunca caminar; por ahí va en mi mente el pensamiento, escondido, dejándose colar, lo sé, hoy no es un día cualquiera; El pensamiento se queda en su cabeza mientras se come la avenida con su carro, no sabía lo que era, pero si estaba seguro de lo que no era un día cualquiera; no se veía mucho movimiento en las calles; me imagino preocupado (¿preocupado?) una noche sin pasajeros, aunque eso de verdad no importa, lo que importa es seguir rodando, seguir rodando bien bien bien.
Esta mañana estaba frente al espejo
Estoy engordando lo vi en el espejo
Me puse de perfil y mi reflejo parecía una Venus
un culo y muslos gordos como de vieja y una barriga erecta e insolente que se muestra remolona al espejo
Los años pegan duro
Definitivamente
Desemboco a una nueva avenida; de nuevo ni un alma, ni un carro; solo sombras, sombras de las sombras, sigo mi camino esperando a que algo pase, sigo tarareando la hermosa canción, todo sigue bien bien bien........
Al final de la avenida veo luces, parecen policías, un operativo, es extraño, porque no hay otros carros, lo que me parece sospechoso, no quiero que pase nada, pero a la vez me imagino que esta es la razón de los silencios repentinos de mi alma, algo así como que mi intuición y mi subconsciente se negaban a perder el tiempo con chácharas estúpidas tratando de explicarme que ahí había gato encerrado, que por favor no me acercara a la alcabala.
Comienzo a sopesar mis alternativas de escape, mientras trato de mantener la velocidad para no levantar sospechas y de tener mi mejor cara de inocente trabajador de las calles; retroceder no podía, era decirles que me persiguieran, pasar de largo sin parar era un suicidio, y si cruzaba a la derecha iba a un callejón sin salida, es decir, no tengo alternativa, me doy cuenta porque hoy no era un día cualquiera y tomé una decisión.
Sigo avanzando hasta llegar a su encuentro
me hacen señas para que abra la ventana
Uno de ellos se acerca a mi ventana pone la linterna en mi cara
y sorprendido dice:
Disculpe, siga tranquilo señor presidente
Funcionó perfectamente, la avenida se abre de nuevo ante mis ojos, la noche amplia y oscura me espera como una playa sin explorar, yo me lanzo con bríos hasta el fondo, de nuevo todo está bien bien bien.
Barquisimeto 2000