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Sentados en el pasto, con muchísima vergüenza comienzo a decirle cuales eran las constelaciones que estaban más a la vista y que eran más fáciles de reconocer, ella estaba sentada y con sus dos brazos abrazaba sus rodillas que estaban a la altura de su pecho, yo le hablaba y la miraba cuando tenía la oportunidad, ella no me miro en ningún momento, parecía estar dando ciento por ciento de atención a la pequeña e improvisada clase de astronomía que le estaba dando, me gustó mucho su perfil, aunque debo confesar que cualquier mujer iluminada bajo una galaxia entera de estrellas tiene su encanto, pero de verdad, me gusto su perfil, después de que termine de hablar da vuelta su cuello hacia mí y me mira fijo, por aproximadamente dos segundos, mis nervios hicieron brotar palabras espontáneamente de mi boca para evitar ese momento, le dije:

- ¿De dónde sos?, no te vi por acá antes

- Vivo cerca de acá, hace dos días, estoy acostumbrándome al lugar, por eso Salí a pasear – me dice sonriendo

- Yo te podría mostrar los alrededores hace un año que vivo acá

- Disculpa pero no puedo salir de día, pero mañana a la noche nos podemos volver a ver, en este mismo lugar y me seguís contando, ¿queres?

- Encantado

- Bueno quedamos así, me tengo que ir tengo que llevar a Demian a casa

- Nos vemos mañana

- Hasta mañana - me dice mientras se aleja bajando la “colina” y su perro la sigue

Me recuesto nuevamente en el pasto tratando de entender que es lo que había pasado, no, era demasiado increíble, mi mente quedo en blanco por un tiempo, no tenía noción de lo que pasaba a mi alrededor, hasta que me acorde, que tenía que la fecha de entrega de la revista era mañana, me calce rápidamente y baje la colina corriendo, pase por debajo del alambre de púas y me rompí la camisa y me corte la espalda, me había quedado enganchado, me saque la camisa y subí a mi bicicleta total sabía que mañana iba a seguir estando ahí, pedalee como nunca antes, y en menos de diez minutos estaba de vuelta en casa, abro la puerta y enciendo la computadora, lleno la pava de agua, enciendo la cocina y la dejo calentar, prendo un cigarrillo y abro el Word, tomo el cenicero lo dejo a mi lado en el escritorio, apago las luces y comienzo a pensar, solamente tengo ocho horas para mandar el texto a la editorial, hoy era el último día pautado y no tengo nada, no tengo nada ni siquiera en la mente como para comenzar, comienzo a fumar, y la pava comienza a silbar, tomo la taza de café y la lleno de agua, llevo la taza hasta el escritorio tomo un sorbo y me quemo la boca, hasta que se me ilumina la cabeza.

“Cosmonauta, es la historia de un cosmonauta que tenía miedo de volar, pero quería llegar a las estrellas, al final gracias al amor de su hijo lo puede lograr”

Seguramente lo más estúpido que se me habría ocurrido, puede llegar a funcionar - , comienzo a escribir, siempre me pasa lo mismo, cuando comienzo a escribir no puedo parar y cuando me doy cuenta voy por la hoja doce, me paso exactamente lo mismo, cuando mire por la pequeña ventana veo que el cielo se estaba tornando azulado, el sol tenía ganas de despertar y matarnos de calor como lo vino haciendo desde la primavera, lo que me dice una cosa, es hora de dormir, sin acomodar ni limpiar nada me voy a la cama, para dormir dos horas hasta que llegue el tipo de la editorial, me duermo con el sol entrando por mi ventana.

A las 9 de la mañana Adam el tipo de la editorial toca mi puerta, le doy el texto, y regreso a dormir, necesito urgentemente que pase el tiempo y llegue la noche, quiero verla, verla otra vez.

Mis ojos se abren y el sol no está más en mi ventana, esa es una buena señal, ya estaba más cerca de mi encuentro, pero, ni siquiera se su nombre ¿no me habrá mentido?, ¿quedare como un idiota si voy igual?, no creo que una mujer así este sola, sería demasiado improbable, pero realmente no tengo nada que perder, inmediatamente me acorde de mi ex, realmente no era a ella a la que extrañaba si no al recuerdo que me lleve de ella, su compañía.

Es hora de comer algo, me muero de hambre. Comiendo solo en casa, ella otra vez invadió mi cabeza, tengo que dejar de pensar en ella, no te ilusiones, no vuelvas a caer - me decía a mí mismo. Leyendo sentado en mi cama espero la hora de partir, sin ninguna esperanza de que se aparezca y a la vez ilusionadísimo con verla otra vez, esta vez llevo mi mochila guardo mi cuaderno y mi lápiz negro, así por lo menos podre escribir si es que no llega a aparecer, subo a mi bicicleta y lentamente pedaleo por la ruta que me llevara a la colina.

Cuando estoy acercándome al alambrado para mi sorpresa veo que mi camisa no está colgada, genial el viento perdió mi camisa –pensé, definitivamente esta no puede ser una buena noche, paso por debajo del alambre de púas, camino hacia la “colina” y me siento a ver el cielo, hay nubes en partes, pero se puede apreciar perfectamente el espacio en todo su esplendor, me siento, y saco mi cuaderno y mi lápiz y comienzo a escribir, no tengo idea sobre que solamente tengo algo en el pecho que quiero sacar:

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