scansando en su lúgubre departamento cuando los gritos de unos niños le hicieron acercarse a la ventana. Durante un buen rato los observó, pero en realidad le llegó un sinnúmero de recuerdos. Una ligera sonrisa marcó su rostro cuando se recordó como un niño común y corriente, alegre y juguetón. Dejó de serlo después de esa triste jornada que trastocó su vida. Hoy era un día como muchos otros de su triste realidad. Una jornada grisácea, pero también trágica. Se levantó, empezó a acomodar unas cosas, a sacar otras, se preparaba para sufrir una transformación. En unos minutos, la persona despreciable, nada atractiva, que en realidad era, se convirtió en un hombre con cierto atractivo y elegancia. Su físico le ayudaba. Era algo, delgado pero fuerte. Sus rasgos ligeros le ayudaban a ocultar su verdadero ser. Apenas empezaba a ocultarse el sol cuando salió de su departamento y lo cerró herméticamente. Adentro tenía algunas cosas que lo podían delatar. Camino al menos 15 cuadras, un tanto alejado de su hogar, al llegar a un gran parque siguió avanzando y llegó hasta el pie de un pequeño túnel peatonal. Hace poco decidió que era un lugar adecuado para hacerlo. Ahí solían reunirse tipos malvivientes, que para mantener sus vicios asaltaban a los transeúntes de la zona comercial que se encontraba en esos rumbos de la ciudad. Desde niño sentía un perverso odio hacia ellos y cuando los tenía en sus manos sentía un placer eliminarlos. Del sujeto taciturno y oscuro que era en su soledad, él sentía que se transformaba en un benefactor de la sociedad.
Esa transformación se daba en forma aislada, Harry no se arriesgaba a exponerse a ser descubierto y de forma inteligente cambiaba lugares, métodos, formas. Ya eran casi dos décadas de "limpiar" las calles y la poca gente que lo conocía lo consideraba un tipo insignificante.
Un día en medio de circunstancias que quedaron fuera de su control conoció una mujer en su trabajo, de un carácter diferente a cuantas hubiera conocido antes, le recordaba a una compañera de la secundaria de la que estuvo enamorado.
Alejado de la realidad, si bien tenía un trato cordial con ella, lo malinterpretó y creyó que podría haber algo más entre ellos. Creyó llegada la mejor ocasión para dar el paso, era entonces el Harry más entusiasta desde su infancia. Sentados en un café, en una terraza con una vista impresionante, se atrevió a decirle sus intenciones. La mujer, no una muchacha, pero sí menor a él, de la forma más delicada lo rechazó. La “puñalada” en su corazón reactivó al monstruo. A partir de entonces el asesino serial ya no se dedicó a “limpiar” la ciudad. Su nueva tarea fue “despejar” el entorno de la chica. Varón que se acercaba a ella firmaba su sentencia de muerte.
NayeliG. 2017