Y TODOS CORRIERON HACIA ELLA.
La multitud corrió detrás de la estela rítmica del ulular de las sirenas y el repicar de las campanas de los carros de los bomberos con la esperanza de poder observar un magnífico incendio con características catastróficas en uno de los barrios habitados por los ricos de la ciudad de donde se veía salir oleadas de humo.
Pero, retornaron desilusionados hasta sus casuchas al comprobar que las carreras atropelladas por toda la ciudad de los carros-bombas con los hombres de casco y hacha no estaban motivadas por una calamidad de fuego sino que, su premura era motivada por el afán de llegar puntualmente al asado inmenso que ofrecía la municipalidad para conmemorar el cumpleaños del coronel, jefe del cuerpo de bomberos, en la casa del alcalde.