Fernando, por razones de trabajo tiene que mudarse temporalmente de Miami (Florida) hacia Los Ángeles (California), dejando en Miami a su bella y fiel esposa Indira. Fernando sin faltas viajaba todos los fines de semanas a Miami para reunirse con su preciosa señora, que como siempre lo esperaba en el aeropuerto.
En uno de esos viajes, Fernando se dirige al aeropuerto para su viaje de rutina a Miami, y se encuentra que todos los vuelos están cancelados por cuestiones de seguridad.
De regreso a su Hotel, Fernando recibe una llamada de las autoridades de Miami, donde le informan que según el reporte basados en los documentos encontrados en el vehículo, perteneciente a su esposa Indira, la cual había fallecido ese día en un trágico accidente rumbo al aeropuerto de Miami, le estaban pidiendo que viniera lo mas pronto posible, a reconocer el cuerpo sin vidas de su querida esposa Indira.
Esta noticia lo devasto por completo, Fernando sintió un alto grado de culpabilidad por el accidente ocurrido a su señora, esta noticia lo marcaría para siempre. Fernando, enamorado de su hermosa esposa Indira, no pudo soportar esta terrible angustia de soledad, y se lanzo por completo al vicio del alcohol, al abandono de todas sus responsabilidades. A tal grado de perder su empleo, refugiándose en todo momento en el vicio destructivo del alcohol, transformándose en poco tiempo, en un desamparado, sin trabajo y sin hogar.
Meses después, viviendo una vida miserable en las calles de Los Ángeles, Fernando pidiendo limosna para cubrir su enfermizo vicio del alcohol, Irónicamente frente a, el se encuentra un rostro familiar. La bella mujer, al ver aquel pordiosero, sucio, barbudo y apestoso, quedo ¡Impactada! Al reconocer que era Fernando, su esposo.
Con la voz temblorosa, Fernando le pregunta: ¿Acaso eres tu mí amada Indira, no que habías muerto? Indira se lanzo entre sus brazos y le respondió: A partir de la fecha del accidente he andado buscándote, quien murió en el accidente fue mi amiga, a quien le preste mi auto para que fuera por ti, ese trágico día en el aeropuerto.
Escrito: David Solano
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