El abuelo le obsequió a su amado nieto un cachorro de dálmata por su cumpleaños número cinco, detalle que no gustó al padre del niño que no apreciaba nada de las mascotas, y mucho menos los perros. Con el paso de las semanas el tierno perrito se convirtió en un inquieto animal que corría por toda la casa y, sin proponérselo, causaba daños como tumbar floreros, desordenar la ropa recién lavada y otros detalles que empezaron a molestar también a la mamá.
El niño era inseparable de su animal y cada día sentía más amor por su compañerito de juegos, ambos desordenaban todo en medio de risas y alegría, pero los padres se aburrieron de esta sociedad y decidieron regalar el cachorro. Buscaron un hogar para dejarlo en calidad de disponible para adopción y, un día, cuando el chico estaba de visita donde los abuelos, lo entregaron en esa institución.
Al regreso a casa el pequeño buscó desesperadamente a su amigo y preguntó por él, sus padres le respondieron que un ángel se lo había llevado al cielo y jamás regresaría. El niño preguntó donde quedaba el cielo y le señalaron el firmamento, entonces decidió ir a buscarlo, al otro día su cama estaba vacía y no había rastros del infante, buscaron por todas partes y no lo encontraron,,, pasaron los días y los meses y el niño debe seguir buscando a su amigo.
Edgar Tarazona Angel