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Desde muy joven, hace ya muchos años, asiste al gimnasio con bastante regularidad; aunque es una dama muy sociable, no le ha dedicado tiempo a detallar a sus compañeros de rutina de ejercicio físico.

Un buen día, mientras contempla frente al espejo su cuerpo musculoso y bien torneado, percibe como la observan minuciosamente algunos de los asistentes al gimnasio, agrupados en un pequeño rincón, a su espalda.  Dos hermosas damas con sus cuerpos bien entrenados y mejor definidos y un caballero ya mayor, musculoso y robusto parecen devorarla con la mirada.  Pasa por alto su percepción y continúa entrenando fuerte para desarrollar y endurecer sus músculos, cada vez más y mejor, a pesar de los años. 

Esta incómoda situación se repetía cada vez con mayor ferocidad; a tal punto que ella intentó abandonar su disciplina de entrenamiento tal vez intimidada por la actitud vehemente de las dos damas y el caballero citados, hacia ella.  Sin embargo, su temperamento soberbio y arrogante la apoyó para continuar su lucha.

Un buen día, después de concluida la articulación del proyecto para su nuevo negocio, se va al gimnasio con la sana intención de entrenar para endurecer y fortalecer sus músculos.  De inmediato se ve asediada por el señor robusto que no puede disimular el hambre que le tiene y por las dos bellas damas que no se preocupan por ocultar la envidia que sienten por ella. 

Sin embargo, obstinada en su nuevo proyecto mientras entrena, una cruel frase intenta debilitarla… “ya estás vieja y cansada para comenzar una empresa” … ya a punto de rendirse ante el argumento de esta recia dama, aparece un razonamiento robusto que la anima a seguir su batallar sin juzgar las circunstancias… “el hijo de Dios es el heredero del reino de los cielos” … alentada por este elegante caballero, continúa su trabajo de fortalecimiento y endurecimiento, cerrando el paso a otra recia oración que pretende hacerla claudicar: “que estuvieras joven y con dinero, hasta de pronto…”.  Teniendo en cuenta que la envidia es por naturaleza gavillera, permanece obsesionada con el proyecto de su nuevo negocio.        

Y es que ella es indescifrable, tan pronto es amiga y tan pronto enemiga.  De repente nos apoya sin condiciones y al momento nos censura sin piedad… Bendita sea nuestra mente. 

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