Desde siempre me acostumbré a escribir con buena ortografía, desde mis estudios primarios y de la mano de mi tía abuela Ricarcinda Angel. Muy lejos estaba de saber que, algún día, existirían aparatos que corregían de manera automática los escritos y, con bastante frecuencia, cambian las palabras y sale lo que uno no quería decir o tergiversado. Me ha ocurrido en diversas ocasiones y espero que no suceda nunca más, porque me hice el propósito de revisar cada artículo antes de publicarlo en la red.
Quiero aclarar que el problema no es grave en cuestión de faltas ortográficas, más bien es de léxico porque el corrector puede cambiar fallar por follar, escrito por escroto, anual por anal… y otro error mío son las reiteraciones de palabras que utilizo porque podría haber usado otras, por ejemplo, utilizo demasiado el término PERO.
Por la pandemia y la obligación de no salir me queda mucho tiempo disponible que estoy empleando en revisar mis escritos, bastante abundantes, por cierto, y encuentro en todas estas pequeñas fallas que estoy exponiendo. No son garrafales, pero me obligan a releer los escritos que pienso mandar empastar, ya que perdí la ilusión de verlos publicados en papel.
Entonces, por respeto a mis lectores, les presento disculpas y espero no seguir cometiendo faltas por el afán de subir algún escrito a las redes. Además, les agradezco que me lean y si pueden dejen comentarios.
Edgar Tarazona Angel