Hoy todo el mundo se rasga las vestiduras en busca de identificar los fatales errores que se cometieron para dar al traste con lo calculado por el gobierno y las farc frente al plebiscito. Esto no se trata de errores de procedimiento, se trata más bien de la manera de ser que inspira y motiva al Ser Humano; manera de ser que inspiró y motivó al presidente Santos y a los guerrilleros (r) durante todo el proceso de la negociación.
El lenguaje burlesco y sarcástico utilizado por parte del gobierno nacional, que tenía la obligación de enviar señales de un espíritu de paz, contra los líderes del NO, terminó en un desconocimiento de los seguidores de estos adalides; la mitad de la nación menospreciada por su presidente quien los llamó “guerreristas” por no estar de acuerdo con su acuerdo. La paz no puede ser motivo de pelea o división, la paz es todo lo contrario, la paz es unión, tolerancia a la diferencia, la paz es el respeto, de principio a fin, por el criterio del contradictor. Sin embargo, esta relación con el pueblo parece no interesarle mucho ni al presidente, lo cual es gravísimo; y menos le importa a los guerrilleros (r) lo cual es normal y no sorprende a nadie. Para el gobierno el pueblo debe ser su patrón, por el pueblo está ahí y para la guerrilla (r) el pueblo es simplemente su víctima, su saltimbanqui y ya…
Confiados en el derroche de publicidad en los medios de comunicación, seguros que despilfarrando recursos en la pedagogía del discurso del SI, eran suficientes para manipular la razonabilidad de la inmensa mayoría de los colombianos, gobierno y guerrilleros (r) dieron por hecho que el pueblo apoyaba su generoso acuerdo. Pero sin tanto derroche de publicidad y sin recursos para despilfarrar en pedagogía, el discurso del No resultó ser el más eficiente manipulador.
Lo que sí dio excelentes resultados fue la socialización del convenio con la comunidad internacional que no tenía votos y, por tanto, no podía estar por encima de la sociedad colombiana que es quien decide y manda. Y el pueblo colombiano decidió y mandó. Los gobiernos y líderes mundiales que amablemente participaron del show de la firma del acuerdo en Cartagena, solo estaban haciendo vida social y, como todo lo que llamamos “vida social” no resultó ser más que una romántica comedia, pues todo no fue más que diplomacia, no interferencia…
Ahora sí el pueblo decide y manda, y es el pueblo quien decide y manda a hacer la paz entre enemigos; todos los colombianos exigimos la unión de sus dirigentes como el primer paso, como base sólida para concluir una negociación seria con los guerrilleros (r).
La mayoría del NO en las urnas constituye un mandato de paz entre los colombianos y esto es unión, tolerancia, respeto de principio a fin por el criterio del contradictor…
Es una sola Colombia pidiendo paz, una sola patria que nos une y nos reúne a todos los colombianos, una única nación que no hace diferencia del SI y No, un solo pueblo que no discrimina entro NO y SI…