Palabras que no emocionan.
Regresos que dan lo mismo.
Yo decrépito soy la historia.
Agosto fue mi juventud.
Aguaceros a la medianoche.
Mi soledad era de negroazul.
En realidad no me extrañaban.
En realidad no era nada.
Poesías monótonas,
Se deshojan de mi alma.
No se las dediqué a nadie.
No importaba.
Hoy no siembro pensamientos.
Ya no florecen bajo mi sombra.
Yo, disoluto ante el viento.
Ya no reclamo vivir en la memoria.
No lo siento por un te amo distante,
Fue para impresionar a un niño.
No lo siento por una boca orgullosa,
No me descubrió en mis lamentos.
No lo siento por un alma vibrante,
No soportó ver mis espejos.
Lo siento por mí, inocente y malo.
Soñando querer. Inútil. Inocuo.
Girando dentro de cuadrados.
Di mi esperanza a los cielos.
Me ilusioné en las canciones, en las palabras.
Enamorarse era vivir.
Lo siento por mí, no viví.
Morir con los susurros de los árboles,
Con los ecos de los relojes,
Con los susurros de la calle,
Es haber alcanzado la paz.
Palabras que no emocionan,
Versos que no descubren mundos,
Poesías monótonas,
Me hacen cada vez más pequeño.
Sensato. Invisible. Forastero.
Incógnita. Acogedor.
Aguacero de medianoche.
*