Sin el eco que tortura, sin la esencia de muerte, sin destino, con los ojos del mundo bajo el torso desnudo que pone en peligro la ternura de tus ojos, la cordura de mi piel dormida y las alas de tus pensamientos más profanos.
Quítate la ropa que conserva el alma y desnuda tus revuelos, tus suspiros, tus sueños de locuras… deja correr tu sudor salado hasta que llegue al mar.
Revela las hazañas de vidas que no has vivido y los deseos oscuros que te asaltan… déjame entrever quien eres… el verdadero yo que duerme, como gusano que se esconde de la tierra seca…
Quiebra de golpe ese silencio que espanta… para romper el círculo payaso de las noches y los días monocromáticos de angustia… enciende fuego a los libros que has leído y quizás el fuego que los consuma pueda llegarte al alma, quemarte un poco, volverte a la vida.